Estoy sentado en la cama con la portátil en las piernas y una chispa de inspiración está indecisa, aún no precisa si entrar en calor o quedarse fuera. La he persuadido seductoramente y, a pesar de estar más de este lado no pasa nada todavía.
He querido deleitaros con algo ingenioso. Que atraiga. Saben que no lo he hecho. No porque no he querido. Es más he pensado en esto bastante. Quiero volver a escribir todos los días. Pero la ocupación que todo joven tiene, y esta vez no me refiero a la escuela, si no a esa etapa en la que nos transformamos en universitarios, me ha tenido bastante desatento con todo. Ayer tuve la primera prueba de admisión para una de las universidades. Me fue bien. Pero todo pudo haber sido mucho mejor. Gracias
Además aún estoy en este estado de shock en el que Paramore me dejó el viernes 4 de marzo (2011). Pero no quiero profundizar en una historia narrativa del frío y de las fuertes emociones que viví, discretamente (solo dentro de mi mundo), esperando la llegada y después de esta.
Regresando el tema central (mi falta de atención... al blog) no les puedo prometer aún que escribiré todos los días. Creo que hasta ello se volvería en algo sin mucho interés. Pero no caigamos en la mentira. La mayoría solo espera un comentario en el último post que hayas hecho, generalmente, sin esperar leer algo de este lado. (Yo soy así).
Hace poco leí una conversación entre un estudiante con su profesor. La había escuchado antes. Pero hoy la leí en inglés (me supongo, su idioma original) y fue total y completamente distinto, a pesar de ser lo mismo. El estudiante era Albert Einstein.
According to the sciencies rules or Albert's logic I do not believe in anything.