23.12.10

...Calma.

Los oídos se me apagaron. No escuché más nada. La vista se me nublaba. Sentía la gota caliente deslizarse por mi mejilla. Cerré los ojos. Sentía que flotaba. Seguía con los ojos cerrados. Cuando caí en cuenta de que estaba muerto abrí los ojos de golpe.

Exaltado. Sudado y un tanto desesperado. El techo de mi cuarto lucía bastante tétrico después de aquello. Cerré los ojos, buscando sentir aquella extraña calma. Pero solo reconcilié el sueño. 

13.12.10

Inaccesible.

Pedí a gritos poder olvidarte. Lo deseé desde lo más duro de mi corazón de piedra. Necesitaba un descanso. Reponerme. Crear anticuerpos contra el dolor. Contra ti. Poco a poco, sin darme cuenta estaba como nuevo. No me quemaba verte ya. Tu mirar ya no me envenenaba. Y como nunca te llegué a tocar no sentí el tsunami que eso supone. 

Estaba feliz. Después de tanta espera. No recordaba nada ni cuando mi mirar se cruzaba contigo. Solo eras una persona más. Un recuerdo reprimido. Nada para mí. Ya no. Sin embargo después de mucho, pienso que no debí tomar descanso. Ahora es momento de arrepentirse por lo que hice -inconscientemente-. Busco sin recompensa recordar, volver a sentir...

Tanto el verte como recordar no me dan más de unos pocos minutos de dolor. De reprimenda: "Prueba un poco de lo que tuviste y no recuperarás...". Una pieza perdida de un rompecabezas. Se donde encontrarla. Se donde está escondida. Pero simplemente no puedo tomarla. Se me ha prohibido rotundamente volver a ser como antes?

6.12.10

Chapter II

Life.
Corría sin cesar. Pero unos murmullos al otro lado de una gran puerta de hierro me hicieron parar. Acerqué mi oído al frío metal pero ya no se escuchaba nada. Dudé un segundo y justo cuando me disponía a seguir corriendo sin sentido ya, vi una tela roja sobresaliendo de la parte inferior de la puerta. La jalé y colgaba una llave de ella. Vacilé un segundo.
Con más calma caminé por la acera.
Llegué finalmente a un gran arco, como el de Francia. En el medio yacían ataúdes envueltos en  banderas, alegorizando patriotismo. Vi uno destapado. Me dirigí hacia este distraído. Millones de preguntas volaban en mi cabeza. Miré el ataúd vacío. Sentí pasos tras de mí. Solo recuerdo su mirada tras la negra máscara de cuero y un fuerte dolor en la quijada.
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Seguía mi camino por la calle cuando el resplandor de las llamas me distrajo. Al final del callejón tres hombres. Un monje, un judío y un ratero rodeaban la gran fogata. Levantaron sus brazos para luego tirar al fuego uno libro respectivamente. Estos al sentir el calor regresaron a las manos de sus dueños.
Dudé, pero seguí caminando por la fría y solitaria calle.
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Me paré con agilidad. Me quité el casco. Vi el cuerpo de la mujer frente mío. Inerte como la roca. La impresión me congeló cuando esta, a toda velocidad, me apuñaló. Miré su mano contra mi estómago luego su cara. Sin embargo no sentía dolor alguno. Esta se quitó del cuello una llave colgando de una delgada tela roja y me la colocó en el mío. Me besó. Luego corrió en dirección opuesta desapareciendo. Me quité el puñal y lo lancé a un lado. No había sangre. No había nada.
Vagué por toda la ciudad hasta llegar a un parque. En uno de los bancos la mujer veía el vacío. Cuando detuve mi caminar esta me lanzó su mirada. Una mirada que me llamaba a gritos. Me acerqué y me senté a su lado. Con cierta duda nos volvimos a besar. Sin previo aviso me esposó al banco y se separó de mí con gran agilidad.
De la oscuridad salieron dos hombres con máscaras de animales. Bastante macabro. La llave, recordé. La jalé de mi cuello y abrí las esposas. Me preparé para la lucha.
Fuertes golpes fueron necesarios para salir de aquel aprieto. En vista de mi victoria la mujer huyó. La miré con coraje.
Luego la seguí. 

1.12.10

Chapter I

Birth.

Golpearon desenfrenadamente la puerta. Exaltado. El sudor caía frío. La noche envolvía la habitación. La brisa movía con dulzura las cortinas. Golpearon la puerta de nuevo. Mi corazón dio un vuelco. Vi la puerta con duda. Dejé de a un lado la sábana y me paré. Titubeando llegué a la puerta. Abrí con rapidez. No había nadie a lo largo de todo el pasillo iluminado por aquella tenue luz amarilla. Justo antes de cerrar la puerta noté unas fotografías en el piso. Recogí una. Era yo. Durmiendo hacía unos minutos. Dude. El terror me invadió. Volví la vista al pasillo. Un Hombre enmascarado y fornido se hallaba al final del mismo. Llevaba un gran mazo. Con calma empezó a caminar hacia mí empuñando el mazo con ambas manos. Cerré la puerta de un tirón. Un segundo después sentí como la forzaban de afuera. Mi corazón latía fuerte.
No resistiría más. Me aparté de la puerta. Y entró veloz. Su mirada me invadió de horror. Mi respiración era poco profunda y muy rápida. Vi el pesado mazo. Luego la ventana. Sin dudar corrí hacia esta.
La helada brisa se deslizaba por todo mi cuerpo mientras caía a toda velocidad al vacío. Con la habilidad de un gato caí de pies sin gran dificultad. Cuando me volteé, para mi sorpresa, parado con el mazo empuñado me veía fijo. Corrí en la dirección opuesta.
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Esperaba el tren. Miré a ambos lados del túnel. Pero sin duda alguna nada llegaría pronto. Subí por las escaleras a la estación. Un hombre enmascarado maltrataba a una mujer vestida en látex ante mis ojos. Cuando él notó mi presencia se me acercó con duda en los ojos. Retrocedí. Intentó golpearme. Me defendí. Luego de golpes recibidos y devueltos, logré noquearlo. Exaltado. La mujer me vio sin emoción en su mirada. Sin embargo sentía como aquel vacío en sus ojos me llamaba. Ella calló de rodillas. Fui en su ayuda. Me agaché y la besé.
Cuando me erguí sentí un cuerpo extraño en mi boca. Con ayuda de mis dedos la saqué. Una llave colgando de una delgada tela roja. La contemplé con escepticismo. Volví a la mujer, pero esta ya no estaba. Miré a todos lados de la estación. Había desaparecido. Me colgué la llave en el cuello y salí de allí.
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Doble una esquina a toda velocidad. Aceleré cuando tomé la recta. Divisé un cuerpo inerte en el pavimento. Dudé y caí de la moto.